Hace ya algunos días de esta luna llena, luna de San Juan, a la que han
llamado “Súper Luna” por encontrarse en el perigeo, el punto de su órbita más
cercano a la Tierra. Aunque no lo percibamos, a partir de la noche de San Juan
las horas de luz comienzan a descender.
Observando a la Luna siento la misma sensación que cuando abro un
regalo, ese objeto aún sin estrenar, nuevo y reluciente, que coges entre las
manos y desde ese momento te pertenece.
Cuando miraba la otra noche a la Luna con el objetivo de la cámara,
tratando de capturar su blancura y belleza, recordé que hacía poco tiempo yo
misma había estado paseando por su superficie. Estuve varios días en la luna,
flotando en su falta de gravedad, ligera, sin pesos que me oprimieran y me
arrastraran hacia el suelo, sintiéndome protagonista. Sin embargo, nunca perdí
de vista a la Tierra, miraba sus tonos azules, verdes y marrones que me
llamaban poderosamente la atención.
Fui descendiendo poco a poco, saboreando recuerdos, recreando momentos
felices, sacudiéndome las vanidades, escuchando el eco de mi respiración
profunda y sosegada.
Llegué justo a tiempo para tender la ropa. La pasta ya hervía en la
cazuela y bajé el fuego al mínimo para ahorrar energía, saqué unos filetes del
congelador para hacerlos a la plancha al día siguiente. A las cuatro y media
cita con el dentista, me recordó el contestador del teléfono, y hay que comprar
el medicamento para la otitis de tu hijo (esto me lo recordaba mi memoria).
“Vaya, sí que he aterrizado en medio de la realidad”, me decía a mí
misma mientras abría las latas de atún y sacaba el bote medio lleno de tomate
frito de la nevera…
La vida son muchas cosas, y también es esto. Y he bajado de la Luna en
el momento oportuno para darme cuenta de lo importante que es vivir cada
segundo, cada minuto, intensamente, sin anhelar el segundo o el minuto que
vendrá después del vivido. Porque creo que no se nos puede pasar la vida
esperando siempre que venga algo mejor.
Porque la vida es esto, lo que tenemos aquí y ahora.
Los amigos de siempre y los nuevos amigos.
La familia a la que quieres sea como sea.
Los compañeros con los que pasas gran parte del día.
Los proyectos que has comenzado y los que rondan tu cabeza.
Siendo el motor que te hace sentirte viva la ILUSIÓN.
Luna de San Juan fotografiada la noche del 24 de junio
Pilar, espero que nos sigas deleitando con tu maravillosa fantasía y de expresarnos, con la sencillez de tu prosa, tus más hermosos sentimientos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Isabel